
Chilanga banda
Héctor Morales
Chilanga banda del maestro Jaime López es el slang, el idioma que hablamos de la ciudad. La chuta que come chocho, chubi, chupe…, es una canción barroca, y un dibujo con personajes barrocos del maestro Héctor Morales. Testimonio de nuestra exuberancia idiosincrática en la obsesión con la letra “ch”.
Licenciado y Maestro en Artes Visuales por la Escuela Nacional de Artes Plásticas; Doctor en Artes y Diseño por la Facultad de Artes y Diseño de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). En 1986 obtuvo reconocimiento en la V Bienal Internacional del Grabado Infantil y Juvenil en Torun, Polonia y en 1987 en el VII Concurso de Arte Infantil y Juvenil en Hyvinkaa, Finlandia.En 1994 obtuvo el Premio de Adquisición en la VI Bienal Nacional Diego Rivera de Dibujo y Estampa. En 1996 obtuvo Mención Honorífica en la IV Bienal Internacional de Grabado Caixa Ourense, Premio Julio Prieto Nespereira en Orense, España. En 1997 se le otorgó la Beca Jóvenes Creadores del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes periodo 1997-1998. En 2002 obtuvo Premio de Tercer Lugar en el XII Catálogo de Ilustradores de Publicaciones Infantiles y Juveniles dentro de la Feria Internacional del Libro Infantil y Juvenil en el Centro Nacional de las Artes de la Ciudad de México. En 2008 obtuvo Mención Honorífica en la XIII Bienal de Miniaturas Gráficas Luisa Palacios en Caracas, Venezuela. En 2009 Primer Lugar en Gráfica en el concurso 40 de la revista Punto de Partida. En 2014 obtuvo Beca en la emisión no. 18 del Programa de Estímulos a la Creación y Desarrollo del Estado de México del Fondo para la Cultura y las Artes del Estado de México. En 2017 fue invitado a formar parte de la colección “Milenio arte” dirigida por la crítica de arte Avelina Lésper. Fue alumno y asistente en Técnica de los Materiales de Pintura de Luis Nishizawa, de dibujo de Mario Rangel Sánchez, de grabado en relieve de Ricardo Morales López y de grabado en metal de Jesús Martínez. Ha participado en más de setenta exposiciones colectivas y en cuatro individuales en México y en el extranjero. Ha ilustrado diversas publicaciones para las revistas Tierra Adentro y Tecnología Empresarial; laborado para las Editoriales Fondo de Cultura Económica, Ediciones Castillo, Editorial Esfinge, Ediciones Escarabajo, CIDCLI y Porrúa; ha participado en la novena, doceava y vigésimo sexta ediciones del Catálogo de Ilustradores de Publicaciones Infantiles y Juveniles. Ha elaborado reproducciones facsímiles y proyectos de grabado y placas conmemorativas por encargo a la Universidad Iberoamericana, al Museo de San Carlos, a la UNAM, a Concretos APASCO y a farmacéuticos Byk Gulden. Desde 1993 ha realizado actividades docentes como profesor de Dibujo, Técnicas de los Materiales de Pintura, Grabado en Relieve, Grabado en Hueco, Técnicas y Sistemas de Impresión, Teoría del Arte, Arte Prehispánico, Arte Contemporáneo, Crítica de las Artes Plásticas, Ilustración, Dirección de Arte y procesos de estampación de los siglos XV al XIX en diferentes recintos de la República Mexicana: Escuela Nacional de Artes Plásticas, Universidad del Claustro de Sor Juana, Facultad de Estudios Superiores Cuautitlán, el Centro de las Artes de San Agustín en Oaxaca, la Biblioteca Nacional de México y la Biblioteca José María Lafragua de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. Colaboró en la exposición permanente de pintura “Retratos Vivos” en la Suprema Corte de Justicia de la Nación. En 2016 presentó una exposición retrospectiva con más de 130 obras en el Museo del Centro Cultural Mexiquense Bicentenario, en Texcoco. Es especialista en grabado al buril en metal y sustenta su trabajo plástico en un conocimiento profundo sobre materiales y procedimientos de dibujo, pintura y gráfica. Fue Jefe del Departamento de Diseño y Comunicación Visual de la Facultad de Estudios Superiores Cuautitlán de la UNAM de 2010 a 2013, en donde actualmente es Profesor de Carrera Titular nivel A, Pride C. Es miembro del Cuerpo Tutoral del Posgrado en Artes y Diseño de la FAD-UNAM desde 2011. Desde 2004 ha sido Asesor y Sinodal de tesis y trabajo profesional en proyectos de investigación a nivel licenciatura y posgrado. Desde 2017 es miembro del Seminario Interdisciplinario de Bibliología del Instituto de Investigaciones Bibliográficas y desde 2018 es miembro del Seminario Multidisciplinario de Estudios sobre la Prensa de la Facultad de Estudios Superiores Acatlán de la UNAM. Sus líneas de investigación se desarrollan en el estudio de la teoría y procesos de Dibujo, los Sistemas de Impresión antiguos y del siglo XIX, el grabado de los siglos XV y XVI, la Ilustración y la Historia del Libro.
Grafito sobre papel
50 x 30 cm
2020
Chilanga banda - Jaime López
Chilanga banda del maestro Jaime López es el slang, el idioma que hablamos de la ciudad. La chuta que come chocho, chubi, chupe…, es una canción barroca, y un dibujo con personajes barrocos del maestro Héctor Morales. Testimonio de nuestra exuberancia idiosincrática en la obsesión con la letra “ch”.
La canción describe lo que significa ser habitante de la Cuidad de México, es decir, “chilango”, Jaime nos explica: “Es de mi etapa de chilanganización. Hay algo por ahí de Pérez Prado, de Buñuel y, desde luego, Los olvidados, que es una película muy musical. Hay muchas canciones que me surgen caminando. Tomas un ritmo muy natural y esa música concreta que está a pesar de uno, te invade. Empecé con la “ch”, fue como traer un bongo en el hocico. La música para mí, para eso sirve. Es una especie de formol para sobrevivir algunas cosas, tanto el slang como el argot, la tatacha, el caló, a veces hay palabras efímeras. El chilango suele usar, no sé por qué razón, mucho la “ch”. Salió “espontáneamente”, muy entrecomillas. Había todo un arsenal de tiempo atrás. Creo que la inspiración se puede provocar. No me voy a poner místico, pero creo que el ente humano, sea lo que eso signifique, no por obra y gracia del Espíritu Santo, sino como especie animal, creo que nace inspirado. Lo demás es desarrollarlo o subdesarrollarlo. El mejor instrumento que podemos cargar es la lengua. No soy racista, pero si hablara de raza, para mí la lengua es la raza”.
Héctor Morales ha cultivado la técnica del grabado llamada buril. En su dibujo plasma los personajes que describe la canción, nos dice: “El modo de hablar en México nos remite a historia, música, espacios, gente, situaciones, todo eso lo marca la canción, y lo consideré como un escenario. El dibujo sucede en una calle emblemática del Centro Histórico, Eje Central, y una vista desde Garibaldi. Está el Teatro Blanquita, los mariachis, la Torre Latinoamericana, el Centro Histórico. Los personajes más interesantes son pachucos, cholos y chundos, en una carrocería de un coche. Es una camioneta Chevy del 52. Hay unos diablitos y unas calacas de cartón que representan un tipo de identidad mexicana. El diablo, muy mexicano, malicioso y pachanguero. Las calaveras, que representan no sólo el Día de Muertos, sino lo que representa la muerte para el mexicano”.
Las palabras con letra “ch”” siguen y Jaime dice: “La canción es un elemento vivo. Siempre está expuesto al proceso de composición, descomposición, composición, descomposición. Pese a que a veces juegas con elementos aparentemente muertos. No te vas a poner en un enfrentamiento retrógrado y querer hablarle a todo el mundo como hablaban tus abuelos. Pero musicalmente es muy importante, porque estás haciendo una música de otro tiempo que aún existe. Es como si ahorita negáramos a Mozart”.
Héctor explica cuál es la técnica del buril: “El proceso fue hacer primero el dibujo, y luego se transfiere invertido a la placa, porque es una matriz que luego se va a imprimir. La impresión queda en positivo. La herramienta que se utiliza se llama buril, es un pinzón de acero templado, con el que se corta línea por línea. Tiene que ser a mano. La herramienta no se toma como un lápiz y eso requiere un entrenamiento de varios años. Es una técnica que no se practica por las dificultades que implica. Su apogeo fue en el siglo XV y siglo XVI”.
Chilanga banda es un trabajo de lingüística, sería muy interesante que la letra siguiera en proceso, y que le agregaran dos párrafos con todas las nuevas palabras con “ch”. El testimonio vivo de la evolución de nuestra identidad.